viernes, 12 de diciembre de 2014

Funciones del esqueleto humano (I)


El hueso, o tejido óseo, es el tejido conjuntivo duro y calcificado que integra el esqueleto.  El tejido óseo es sólo uno de los tejidos que conforman un hueso. También están presentes la sangre, la médula ósea y el cartílago, además de tejidos adiposo, nervioso y conjuntivo fibroso. La palabra hueso describe un órgano compuesto de todos los tejidos, o puede referirse sólo al tejido óseo.
Los huesos tienen una amplia variedad de formas correlacionadas con sus diversas funciones protectoras y locomotrices.

El esqueleto humano es el conjunto total y organizado de piezas óseas que proporciona al cuerpo humano una firme estructura multifuncional (locomoción, protección, contención, sustento, etc.). A excepción del hueso hioides (que se halla separado del esqueleto), todos los huesos están articulados entre sí formando un continuum, soportados por estructuras conectivas complementarias como ligamentos, tendones, músculos y cartílagos.
El esqueleto tiene 206 huesos, sin contar las piezas dentarias, los huesos suturales o wormianos (supernumerarios del cráneo) y los huesos sesamoideos, esta cifra sólo representa los de un adulto típico y no es invariable. El recién nacido tiene casi 270 huesos y se forman aún más durante la infancia.
El esqueleto vivo está formado por tejidos dinámicos, llenos de células (se remodela de manera continua e interactúa por medios fisiológicos con todos los demás sistemas de órganos del cuerpo) y está permeado con nervios y vasos sanguíneos, testigos de su sensibilidad y actividad metabólica.

El esqueleto como estructura, y los huesos como unidad, cumplen las siguientes funciones:

Estructural o de sostén


Los huesos configuran la estructura y soporte del cuerpo, el esqueleto es la estructura del organismo que da sostén a los tejidos blandos y provee a los puntos de inserción para los tendones de la mayoría de los músculos esqueléticos, casi todos los huesos proporcionan soporte a los músculos. Funciona como un armazón que mantiene la morfología corporal: la mandíbula así como el maxilar dan soporte a los dientes, y los huesos de las extremidades inferiores, la pelvis y la columna vertebral mantienen erguido el cuerpo, permite posturas como la bipedestación.


Locomotriz


La acción de músculos en los huesos produce los movimientos de las extremidades, la respiración y otros, son la base mecánica  del movimiento  gracias  a  la  interacción  de  los  huesos  con  los músculos permitiendo el movimiento de las articulaciones, que unen los huesos del sistema óseo en  un todo funcional: un sistema que da soporte al cuerpo, permite el movimiento efectivo y protege los órganos más blandos. La mayoría de los músculos esqueléticos se fijan a los huesos; cuando se contraen, traccionan de éstos para producir el movimiento.
Como soporte dinámico: colabora para la marcha,  locomoción y movimientos corporales funcionando como palancas y puntos de anclaje para los músculos.






Protección

Los huesos protegen diversas estructuras vitales del organismo creando paredes rígidas que protegen a órganos vitales ante cualquier presión o golpe del exterior.
La caja torácica o parrilla costal está integrada por las vértebras torácicas, el esternón y las costillas, forma una cubierta de forma cónica para los pulmones y el corazón, y proporciona unión para la cintura escapular y las extremidades superiores la caja torácica tiene una base amplia y un ápice superior un poco más estrecho. Su borde inferior es el arco de las costillas inferiores, denominado margen costal. Además, no sólo protege a los órganos torácicos sino también al bazo, la mayor parte del hígado y, hasta cierto punto, los riñones. Lo más importante es su función en la respiración: los músculos respiratorios la expanden de manera rítmica para crear un vacío que atrae el aire a los pulmones y luego la contraen para expeler el aire.
Los huesos del cráneo deben proteger el encéfalo y los órganos de los sentidos, pero no deben permitir el movimiento (excepto durante el parto); por tanto, se mantienen fijos mediante articulaciones inmóviles, suturadas posteriormente.




Bibliografía:

Kenneth S. Saladin. Anatomía y fisiología. La unidad entre forma y función.  6ª edición. McGraw-Hill Interamericana Editores; 2012.





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